En la época de los reyes Malla, en el siglo XV, Nepal se dividió en tres reinados independientes, Katmandú (o Kantipur, su nombre medieval), Patán (o Lalitpur) que queda a cinco kilómetros de Katmandú y Bhaktapur (o Bhadgaon), a doce kilómetros. En cada uno de estos lugares hay una plaza central – Durbar Square o “o lugar de palacios”. Estas tres plazas junto con dos templos hinduistas y dos estupas budistas fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
El del cartel no es Flash Gordon sino un político de Nepal. |
La adorable Sofi presentando lo que se usa para llevar la vianda |
Desde que pisé el aeropuerto, quedé fascinada con los gorros que llevan los varones. |
También había un pequeño santuario al paso donde nuestro guía (hinduista) se colocó una florcita minúscula en la cabeza y se pintó un punto naranja en
Sobre la derecha, se ven las velas que se venden para llevar al templo. |
Sanjay, mi guía favorito. |
Lo primero que registré entre el gentío fue la imagen de Bhairav, Shiva en su versión destructiva. Muy popular esta imagen. Se cree que si alguien miente delante de esta imagen, muere. Así, en este lugar se administró justicia en tiempos pasados.
¡En versión títere, para tener en casa! |
Luego visitamos el Patio de Kasthamandap, una de las construcciones en madera más antiguas del mundo. Data del siglo XII y se cree que fue construido de un solo árbol. Es un edificio de tres pisos con la planta baja abierta que indica su propósito original como lugar público. Originalmente era un lugar de descanso para los viajeros y comerciantes.
Hoy es un templo. En el centro hay una imagen de Goraknath, un yogi del siglo XI muy venerado. Había un sacerdote custodiando la imagen. En las cuatro esquinas, imágenes de Ganesh.
También había vendedores, claro. Una mujer lindísima que nos persiguió por todos lados y finalmente nos vendió unos collares. Igual que el guía, tiene pintadita la frente por la festividad de Shiva.
Más cerca de la salida, sobre unas mantas había unos hombres que imagino gurúes o adivinos ya que había gente consultándolos.
Afuera, bellísima imagen de Garuda, vehículo del dios Vishnú, mitad hombre, mitad águila. Es la imagen del coraje en momentos de calamidad.
Afuera, también hermosos puestos como este:
De ahí a la casa de la Kumari, la diosa en vida. Esta es para mí una tradición bastante extraña: una kumari es una nena pre púber que pertenece a los Sakya (¿el mismo grupo al que pertenecía Buda?). El proceso de selección de una kumari es muy duro. Tienen que pasar 32 “pruebas de perfección”. Son nenas de unos cuatro años, los sacerdotes buscan asustarlas con ritos o máscaras terroríficas. Si la nena se mantiene imperturbable, se considera que es la Kumari, la reencarnación de
La actual Kumari a los tres años, en 2008 |
Ahora sí, mis fotos:
Entrada a la casa de la Kumari |
Detalle sobre la puerta
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Ventana por la que se asoma la Kumari un instante |
Me doy cuenta de que no tengo ninguna del patio interno. Foto de Internet |
De ahí, ¡a visitar a Hanuman! El panteón hinduista es bien complicado. Para resumir, Hanuman es una deidad con forma de mono. Muy venerado, es símbolo de erudición, de lealtad y fortaleza. Aparece muchas veces junto a Rama y Sita. Ayudó a Rama a encontrar a su esposa Sita que había sido secuestrada y superó todo tipo de dificultades. Amo las imágenes donde tiene a Rama y Sita en el corazón.
Bueno, me encanta Hanuman y los mantras que se le dedican como el Hanuman Chalissa que no me canso de escuchar por Krishna Das. Va enlace con una presentación muy linda con distintas imágenes de Hanumán.
Así las cosas marché encantada al Hanuman Dhoka que, entre otras cosas, da el nombre a todo el lugar – Plaza Durbar de Hanuman Dhoka. A la entrada, tremenda imagen que los devotos tocaban y en la que dejaban ofrendas.
Por respeto, elegí sacarme la foto con los leones de piedra que protegen la entrada al palacio. Tiene sentido, soy de Leo!!
Adentro, guardianes con unos uniformes increíbles pero con cara de pocos amigos no nos permitieron sacarles foto.
Finalmente, a la plaza de los artesanos y fin de la lindísima visita.
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