Una mañana, en camino a visitar uno de los preciosos lugares del valle de Katmandú, me sorprendió ver cantidad de policías en la ruta.
Al costado mucha gente en actitud amenazante. Se percibía un clima de violencia.
Nuestro guía me explicó que eran los sukumbasi, los sin tierra, los okupas, nuestros villeros, que viven en condiciones miserables en las márgenes del río Bagmati. Habían llamado a una huelga (bandh) para protestar contra la medida del gobierno que planea desalojarlos sin darles ninguna alternativa. Averigüé un poco más y me enteré de que unas doce mil personas viven en esas condiciones de modo que será uno de los mayores desalojos en masa de la historia moderna. Les han dado cuatro días para retirarse de allí antes de que entren las topadoras y los gendarmes. Curiosamente, el gobierno es maoísta. Los sukumbasi están furiosos porque en el 2008 los votaron y ahora los dirigentes se construyen mansiones, eligen autos de alta gama y se olvidan de las necesidades de los que viven en la miseria.
Desde el micro, ví esto:
Los fotógrafos de Reuters vieron bastante más:
Los detenidos en el camión policial |
Asocié, claro. Y me acordé de una milonga que cantaba Viglietti: qué lejos está mi tierra y sin embargo qué cerca/ o es que existe un horizonte donde la sangre se mezcla/ tanta distancia y camino, tan diferentes banderas/ y la pobreza es la misma, los mismos hombres esperan. Bellísima esa milonga. Tristísima la situación.
Artículo de la BBC sobre el tema: http://www.bbc.co.uk/news/world-asia-17066135
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