Antes de viajar, pensaba en que iríamos al “templo de los monos”, que los veríamos allí. Me equivoqué. Los monos estaban en los palacios, en los templos, en las estupas, hasta en un lugar donde nos alojamos. Sueltos, corriendo por ahí, viendo si podían sacarles algo a los turistas – comida, un bolso, algo…
No me caracterizo por una pasión desmedida por los animales. Les tengo respeto, los miro de lejos. Bueno, en este caso, estaba más que atenta porque los tenía sueltos y al lado. Monkey Alert! Seguí al pié de la letra las indicaciones que me dieron: No los mires a los ojos ni los señales con el dedo porque se pueden poner agresivos. ¡En uno de los templos eran legión! De pronto se escuchó un ruido atronador, me di vuelta y vi que eran muchísimos monos caminando por el techo del templo que era metálico. Y en una estupa, había un cartel indicando: ¡Piscina de monos! No fui.
Bueno, dedicado a Daniela y a todos los bicheros, acá van algunas imágenes.
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Sos el campeón! |
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¡Me pica! |
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¡Cómo no te va a picar! Vení que te los saco! |
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¡A quién le puedo sacar algo? Me parece que aquella tiene una banana en el bolso! |
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Te dije que tenía algo! |
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Pienso, luego existo. |
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¿Me quiere o no me quiere? |
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¡No se te ocurra hacerte el loco porque la vas a pasar mal! |
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Tengo miedo, mami! |
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Dale! Vamos a la pile! |
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Es por aca! |
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¡Somos legión! |
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Y ahora vamos al techo y corremos de un lado al otro.. |
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